El líquido refrigerante es fundamental para el funcionamiento del motor ya que no solo se encarga de la refrigeración sino que cuando las temperaturas bajan, también ejerce una acción anticongelante. Además, previene las formaciones calcáreas y protege al motor de la corrosión. Normalmente el circuito del líquido refrigerante es hermético, por lo que es poco común que se produzcan pérdidas, pero si su nivel baja demasiado, el motor pagará caro las consecuencias.
Muchos conductores confunden estos términos, pero lo cierto es que el anticongelante es una propiedad del líquido refrigerante. La función del refrigerante es absorber el exceso de calor que se produce cuando el motor entra en funcionamiento, manteniendo una temperatura media de 90 ºC. Este líquido está compuesto mayormente por agua destilada, por lo que si no tuviera el anticongelante, se solidificaría cuando las temperaturas bajan y no podría cumplir su cometido.
Por tanto, el anticongelante para el coche no es más que un compuesto que se le añade al refrigerante para disminuir su punto de solidificación, de manera que siga cumpliendo su tarea a bajas temperaturas. De hecho, el anticongelante también se le añade a la gasolina y al diesel, para evitar que se congelen en invierno. Además, este compuesto contribuye a prevenir la corrosión en el sistema de refrigeración del motor.
Como podrás suponer, en la actualidad existen diferentes aditivos que fungen como anticongelante para el coche. El primero de todos fue el metanol, pero como tenía la tendencia a evaporarse, a finales de 1930 se comenzaron a utilizar los etilenglicoles, que brindan una baja temperatura de congelación y un punto de ebullición muy alto, en torno a los 197 ºC en estado puro. Hoy sigue siendo el anticongelante para coche más utilizado.
Obviamente, este anticongelante para coche no se usa en estado puro, se mezcla con otras sustancias que sirven para prevenir la corrosión, colorantes que ayudan a distinguir el líquido en caso de que se produzca una fuga, agentes antioxidantes y otros compuestos que mejoran las prestaciones del líquido refrigerante.
- Que posea una viscosidad muy baja, para que pueda fluir con facilidad. La encontrarás expresada en gr/cm2.
- Que no produzca cavitación, de manera que se forme la menor cantidad de espumas ya que estas pueden llegar a taponar el circuito. En la etiqueta encontrarás el tiempo que tarda en desaparecer la espuma, que debe ser inferior a los 5 segundos.
Como media, el líquido refrigerante con glicol se debe cambiar cada dos años, o cada 40.000 kilómetros. El problema es que sus compuestos se van deteriorando, por lo que terminarás exponiendo tu coche a un desgaste mayor que incluso puede terminar causando daños en el motor o el radiador.
Si el anticongelante para coche es orgánico puede durar mucho más, el doble de kilómetros e incluso puede resistir hasta cinco años. La clave radica en que los anticongelantes orgánicos, a diferencia de los inorgánicos, no utilizan los silicatos, que tienden a degradarse con el tiempo, sino que recurren a aditivos de protección más versátiles y duraderos. Además, al ser biodegradables dañan menos el medio ambiente. También suelen tener una temperatura de congelación más alta y protegen mejor contra la cavitación. Como norma general este tipo de anticongelante es de color rojo o rosa, para diferenciarlo de los anticongelantes inorgánicos, que suelen ser azules o verdes.
En cualquier caso, cuando llegue el momento de cambiar el líquido refrigerante debes tener en cuenta que es importante vaciar por completo el circuito para eliminar los restos del líquido antiguo. En Euromaster podemos encargarnos de ello y recomendarte el mejor anticongelante para el coche, en función del modelo y de las temperaturas del sitio donde vives.