¿Has adelantado a otro vehículo en un tramo curvo a la derecha? Por autopista, se entiende… ¿A qué te ha costado más que si lo hubieses hecho en un giro a la izquierda?
En esa maniobra, has tenido que recorrer más metros que el otro coche que estabas adelantando por el hecho de ir por el exterior.
Pues eso mismo hacen las ruedas de todos los vehículos al circular. En las rectas giran a la misma velocidad, pero en las curvas o cuando el firme no agarra bien, varían su velocidad.
El responsable de conseguir esa diferencia de revoluciones por minuto (rpm) y de garantizar la tracción es el diferencial del coche. Vamos a conocerlo un poco más.
El diferencial del coche es un sistema de engranajes con 4 partes que componen el conjunto. Van en una caja o carcasa que se suele situar en el eje donde está la tracción del coche.
Si la tracción es trasera o delantera, el diferencial se sitúa detrás o delante, o también puede ir en la caja de cambios. En el caso de los vehículos con tracción total puede llevar uno en cada eje o uno central.
Las ruedas reciben la fuerza del motor a través del eje de transmisión. Y la función principal del diferencial es transmitir a las ruedas la energía del motor y permitir que giren a diferente rpm.
El diferencial del coche recibe el giro que llega desde el motor y mecánicamente, mediante un sistema de ruedas dentadas, transforma ese giro de horizontal en transversal y lo adapta para conseguir diferente velocidad en la rueda izquierda y la derecha.
Las partes que componen el diferencial (mecánico) son:
La corona: la pieza más grande, una corona de piñones que recibe directamente el giro del piñón de ataque (de la transmisión). Es el elemento encargado de transformar el giro en transversal, que es el mismo sentido en el que giran los neumáticos.
Satélites: están soldados a la corona y giran libremente. Gracias a ellos cada rueda puede girar a una velocidad diferente. Son los responsables de transmitir el giro a los planetarios.
Planetarios: también son piñones que están en el extremo del palier y reciben el giro de los satélites.
Palieres: son el eje de cada una de las dos ruedas. Unen el diferencial con la llanta.
El diferencial del coche está diseñado para que las ruedas motrices se desplacen a diferente velocidad en las curvas. La rueda exterior siempre tiene que girar más rápido para mantener la velocidad y la trazada.
¿Qué se consigue con esto? Aparte de conseguir control total en las curvas, reduce el desgaste de los neumáticos porque evita que una de ellas patine. Al reducir la velocidad de la rueda que va por el interior de la curva, se evita que gire sobre sí misma (con el desgaste que eso supone) para adaptarse al ritmo del vehículo.
Al fin y al cabo, se trata de conseguir una conducción más sencilla y predecible, con el mínimo impacto para los neumáticos y que se liberen tensiones en el eje de transmisión.
Ya hemos visto que si a las ruedas de un mismo eje no las separase un diferencial, recibirían siempre la misma potencia del motor y en las curvas perderíamos tracción y se generaría un exceso de tensión al eje. Por no hablar de la dificultad en la conducción.
El diferencial que hemos descrito, tiene algunos inconvenientes cuando la adherencia al firme no es buena (con agua, en off road, etc.). Al perder una de las ruedas agarre, la potencia del motor es transmitida a esa rueda, lo que supone que la rueda que sí agarra se pare…
La solución para estos casos la ofrecen los diferenciales autoblocantes. Aunque no son los únicos.
¿Cuáles son los tipos de diferencial de coche que existen?
Que tu coche lleve un diferencial u otro al final es algo que determina el fabricante del vehículo para ese modelo. Como conductor, tu única misión es llevar tu coche a revisiones y asegurarte de que lo dejas en buenas manos.
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