Los neumáticos de lluvia presentan unos materiales en su composición y un diseño en su banda de rodadura, que refuerzan su nivel de agarre ante condiciones climatológicas desfavorables.
Como es lógico, tanto la lluvia como la nieve dificultan el nivel de adherencia de los neumáticos, produciéndose en ciertas ocasiones el famoso efecto aquaplanning. Para evitarlo, existe un tipo de neumáticos diseñado especialmente para hacer frente a dichas condiciones y prevenir el derrape y la falta de agarre del neumático provocado por la humedad.
La explicación radica tanto en sus componentes como en su dibujo. Este tipo de neumáticos presentan una superficie algo más blanda que los neumáticos convencionales, lo que les proporciona un mayor nivel de adherencia al firme. Además, suelen presentar un dibujo en su banda de rodadura, que hace posible la evacuación del agua de una manera más eficiente y práctica.
Gracias a esta última característica, el agua de la calzada se filtra entre las grietas del dibujo del neumático sin quedar atrapada entre su superficie y la de la carretera. Así, es más complicado que la rueda patine por el agua, pues ésta es expulsada antes de que el neumático resbale.
Los llamados neumáticos de lluvia son especialmente recomendables para un uso en determinadas localidades o localizaciones especialmente expuestas a las precipitaciones. Aquellos conductores que residan en zonas con un clima especialmente húmedo, ganarán un extra de seguridad utilizando este tipo de neumáticos en lugar de unos de verano o unos mixtos.
Siempre debe tenerse en cuenta la posibilidad de optar por estos últimos en el caso de residir o trabajar en un área de climatología ocasionalmente cambiante.
Los neumáticos de lluvia, también conocidos como neumáticos de invierno, están fabricados para soportar temperaturas especialmente bajas y climas muy húmedos sin que dichos factores afecten a la seguridad ni la calidad de la conducción. Por eso, muchos conductores optan por este tipo de neumáticos durante los meses más fríos del año, principalmente si tienen que salir a carretera habitualmente.
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Además, te aconsejamos que en días lluviosos extremes la precaución y conduzcas con especial cuidado, tratando de evitar circular a velocidades altas o realizar giros bruscos. Pese a que este tipo de neumáticos le aporten un plus de agarre y estabilidad a tu vehículo, el riesgo de accidente depende también en gran medida de la calidad de tu conducción. Cuando se trata de tu seguridad, toda precaución es poca.
Seguro que si eres aficionado a los deportes de motor has escuchado alguna vez a los comentaristas puntualizar que alguno de los pilotos está compitiendo con neumáticos de lluvia o ha cambiado sus neumáticos de seco por unos de lluvia.
En este caso y pese a que su función principal es la misma, nos referimos a otro tipo de rueda diseñada para competición. Si bien, al igual que ocurre en los conocidos como neumáticos de invierno para turismo convencionales, las bandas de rodadura presentan grietas para dejar pasar el agua, la composición no es exactamente la misma.
En los neumáticos de competición los materiales que componen la goma de los neumáticos de lluvia son menos resistentes que en los neumáticos de invierno. Son unos neumáticos diseñados para ser exprimidos al máximo y ofrecer un gran rendimiento durante los periodos competitivos. Si se emplearan para un uso profesional o para enfrentarse a largas distancias de manera habitual, sobre firmes poco cuidados, o teniendo que lidiar con arena y barro en ocasiones, su integridad se vería muy comprometida.
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